Sebastián de Vivanco and the celebration of Saint Teresa of Jesus
Noone,
Michael
Boston College
0000-0002-4710-5403
de Vicente Delgado,
Alfonso
Abstract
The last years of the life and professional career of Sebastián de Vivanco (d. 1622) coincided with the inauguration of the liturgical cult of Saint Teresa of Avila (also known as Saint Teresa of Jesus); she was beatified in 1614 and canonized in 1622. As early as 1609, the various communities of Carmelite friars and nuns in Salamanca, like the city authorities, celebrated a variety of events in honor of Teresa. Music and musicians, of course, played an important role in these celebrations. The documented participation of the cathedral's musicians and their director in the performance of motets, villancicos, and verses in the course of these celebrations leads to the likely conclusion that some of the works they played and sang were composed by Vivanco.
Keywords
feast of beatification , feast of canonization , Saint Teresa of Jesus songs (villancicos) , letrillas , motet , vespers , tierce , Haec est virgo sapiens , Regis superni nuntia (hymn) , Jesu corona virginum (hymn) , Fortem virili pectore (hymn) , mapping beatification Santa Teresa , hymn , Sebastián de Vivanco (composer, chapel master) , Juan Navarro (composer) , capilla de música de la catedral de Salamanca , Manuel Marín (violón, contrabajo and music copyst) , wind players
Bastante literatura musical ha insistido en poner en relación la vida y la obra de Tomás Luis de Victoria con la figura de la escritora mística Teresa de Jesús (Teresa de Ahumada), sin más apoyo documental que el origen abulense de ambos y un relativa coincidencia temporal:
"Victoria ha nacido en la santa Ávila, como Teresa de Jesús: y parece muy posible que ambos se hayan conocido y frecuentado. Imaginamos a estos futuros místicos respirando juntos, en su primera juventud, los ásperos aromas de una tierra ascética, y formándose en el más alto método de contemplación por las mismas lecturas espirituales" (Henri Collet).
"¿Y qué hay que pensar de los ideales encuentros y de los coloquios espirituales de Victoria con Teresa de Jesús, la doctora, la santa mística de Ávila?" (Rafaele Casimiri).
"Hay que suponer algo más y es que nuestra Santa oyó cantar más de una vez al seise Victoria en la Santa Iglesia Catedral. [...] Las voces timbradas de este niño de coro se encontraron y se abrazaron muchas veces en las alturas, al subir al cielo, con las plegarias de Teresa de Jesús" (Ferreol Hernández).
Las mismas argumentaciones históricas o más bien pseudohistóricas podían aplicarse al otro gran polifonista religioso contemporáneo de Victoria y también abulense: Sebastián de Vivanco. El que no se haya hecho pone en evidencia la falta de rigor histórico de tales argumentos.
Sin embargo para el caso de Vivanco sí es posible documentar alguna relación con la monja carmelita abulense; no directamente con ella en vida, pero sí con su fortuna póstuma a través de las fiestas y ceremonias para celebrar su beatificación y canonización.
Teresa de Jesús fue beatificada en 1614. Pero ya antes se había iniciado el proceso. El 2 agosto de 1608 los cardenales de Congregación de Ritos firmaron en Roma las Letras apostólicas a los obispos de Ávila y Salamanca para que iniciaran el proceso remisorial in especie para la beatificación. El 23 octubre de 1609 el general de los carmelitas nombró procuradores para el proceso y mandó que fueran a los obispos de ambas diócesis para que cumplieran dichas Letras apostólicas. En cumplimiento de ello, el 27 de noviembre de 1609 entraron en la reunión del cabildo de la catedral de Salamanca:
"Dos religiosos de la Orden del Carmen y dieron relación que Su Santidad había dado su breve para que el señor don Luis Fernández de Córdoba obispo deste obispado haga el acto de la beatificaçión de la madre Teresa de Jesús y tiene determinado de hacerle mañana sábado en esta Santa Iglesia. Que suplicaba al cabildo en nombre de su religión asistiese el cabildo con el señor obispo para que se hiçieren con más solemnidad y se les diese música y adornos. El cabildo acordó se asistiese capitularmente al dicho acto con el hábito de choro que tienen con el señor obispo y la capilla de música asista y que se adorne la capilla de Santa Catalina en la claustra".
Cinco años más tarde culminó el proceso y fue declarada beata por el papa. La noticia llegó a España y fue celebrada en muchas ciudades y pueblos, sobre todo en el mes de octubre en conmemoración de la fecha en que había fallecido.
De las fiestas que hubo en la ciudad de Salamanca nos ha quedado una detallada relación publicada por Fernando Manrique de Luján al año siguiente. El día 8 de octubre en la iglesia de los padres carmelitas "con toda la música de la Iglesia Cathedral se cantaron las vísperas de la Sancta solemnísimamente" y con "música suavísima" Haec est virgo sapiens. "Acabadas las vísperas se cantaron a la Sancta muy graciosas letrillas con que estuvo no menos entretenido que gozoso el auditorio". Al día siguiente "cantóse tercia con la música de la Cathedral solemnísimamente" y la misa "feneció en muchas y agradables letrillas que a la Sancta se cantaron". El día 10 "cantó la música el fin de la misa mayor bien graciosos motetes".
No menores fueron las fiestas, altares, luminarias y celebraciones litúrgicas en el convento de las monjas fundado por la propia Santa Teresa, a pesar de estar en la iglesia "de prestado", en espera de terminar la construcción de la nueva. El viernes día 10:
"Llegó la hora de començar las vísperas y de dar principio a la solennidad de la fiesta para la qual concurrió lo más grave y luzido de la ciudad. Vistiose para ellas de ricos ornamentos el mismo padre fray Pedro de los Sanctos, difinidor general de los Descalços Carmelitas que otras vezes he dicho. Y asistiendo algunos de los religiosos descalços de su colegio, las començó y prosiguió con admirable música la capilla de la Iglesia Cathedral con todo el lleno de vozes y menestriles. Al fin de las vísperas cantaron a la Sancta muchos motetes, en que el excelente maestro Bibanco, conocido en su arte en toda España, arrojó de tal manera su resto, que echó hasta no ay más".
Como ha señalado Ascensión Mazuela, es una de las escasísimas referencias al nombre de un compositor en las relaciones de fiestas en España, y la única en las escritas con motivo de la beatificación de Santa Teresa.
Y al día siguiente, también en la iglesia de las madres "en los tiempos que dava lugar la misa se cantaron muy graciosas letrillas y villancicos".
La devoción a la santa fue en aumento y así en octubre de 1617 los y las carmelitas, con el recuerdo reciente de las fiestas de la beatificación, quisieron renovarlo:
"El padre rector del monasterio de carmelitas descalços desta ciudad en nombre de su convento vino a dar al cabildo las graçias de la merced que abía echo a su religión en la fiesta que había echo a la santa madre Teresa y suplicó en nombre de su convento y de las madres descalças de su orden las honrasen con la largueça que acostumbraba y había echo las fiestas en su iglesia. Y que en su casa se haría el domingo primero nueve del presente y en el monasterio de las descalzas el jueves siguiente dándoles plata y ornamentos asistiendo a la desilada en sus fiestas y concediéndoles la misa en que él y su religión recibirían mucha merced y se haría a la santa madre Teresa de Jesús un gran servicio. El cabildo lo trató y acordó y resolvió que pues en esta Santa Iglesia se había hecho y çelebrado la fiesta de la beatificación de la santa madre con tanta grandeça y autoridad era bien por su devoçión continuar sus fiestas y así ordenó [...] fuese música y se diese lo demás necesario de plata y ornamentos que hubiese en la Iglesia para la celebración de la fiesta [...] y que en el monasterio de las madres descalças el jueves [...] la música y cantores fuesen de gracia a la fiesta de las madres por ser pobres y que los padres por tenerla antes que viniesen al cabildo concertada con los cantores y menestriles vayan conforme a su conçierto".
Por fin, el 12 de marzo de 1622, Santa Teresa fue canonizada en Roma. La noticia llegó a Salamanca el 12 de abril y se celebró con "fuegos, ruydo de campanas, y mucho de instrumentos músicos", según cuenta el cronista Diego de Espinosa. Las fiestas fueron organizadas por los padres carmelitas y tuvieron lugar entre el 4 y el 12 de octubre. El cronista se centra sobre todo en describir las fiestas de fuegos artificiales y luminarias, y en las decoraciones de altares y retablos, más que en los fenómenos sonoros. El acto más solemne y espectacular fue una procesión general con la imagen de Santa Teresa desde la Catedral a la iglesia de los carmelitas el día 5 a las 3 de la tarde. Ya la víspera, tras una procesión desde los carmelitas a la Catedral, hubo vísperas "con la mayor solemnidad de música, ministros y pausa" y en la misa del día 5, antes de la procesión instrumentos y voces acordados interpretaron "madrigalejos, motetes y villancicos". En la procesión, además de danzas y música militar, la música de la catedral interpretó al menos un villancico (ante el atar levantado en la plazuela de San Isidro), un "romance con sus estribillos siguiendo y declarando el pensamiento de esta ingeniosa fábrica" (en un arco triunfal levantado por los mercaderes en la Casa de las Conchas) y "una letrilla muy a propósito" (en el altar erigido por los dominicos de San Esteban en la plaza Mayor, junto a las casas del Concejo). Al llegar la procesión a la iglesia de los carmelitas y entrar la imagen "cantó la capilla algunos motetes". Al día siguiente, celebró misa de pontifical el obispo en esta iglesia con la música de la Catedral "que assí este día como los demás ostentó mucho su destreza". Pero fue por la tarde, en las vísperas, cuando la capilla se esmeró más o el cronista estuvo más atento: "Començáronse pues las vísperas a quatro coros ... Acabáronse con un romance de tres fugas o estribillos, en que se mostraron los cantores mucho" y "lo que restava de la tarde se gastó en goçar de la música".
Las monjas carmelitas lo celebraron también por todo lo alto y el 26 de septiembre solicitaron ayuda a la catedral: "A las monjas carmelitas se mandó dar otra guindaleta y las campanas y barrenones y el señor arcediano de Salamanca baya a deçir misa y vaya la música de la capilla a su fiesta y se dé la plata de la sacristía y capa blanca".
Pero el comportamiento de los músicos y cantores no fue todo lo elegante que se esperaba. En el cabildo del 17 de octubre:
"se propuso e yço relaçión que en la fiesta que se çelebró por la santa madre Teresa de Jesús en el su convento de las carmelitas descalças desta ciudad se les había conçedido por el cabildo a su petición que acudiese a ella los músicos desta Santa Iglesia y otras cosas que pidieron y en su nombre el señor arcediano de Salamanca. Y a la dicha fiesta fueron muchos señores deste cabildo y su señoría el señor obispo Y que siendo tan necesitadas las dichas religiosas los dichos músicos y cantores las habían llevado doze ducados que habían buscado como de limosnas, cosa que causaba nota y mayormente habiendo el cabildo mandado fuese la música de graçia; y que ansí convendría que se les volviese los dichos doçe ducados a las dichas relixiosas por los músicos que los habían reçibido. Y sobre esto se trató y comunicó si sería bien aguardar que viniese de Alba [de Tormes] el señor arcediano de Salamanca que fue quien cuidaba de la fiesta por las dichas relijiosas para que informase de la verdad; y pareçió serlo el haber recibido los dichos doçe ducados los dichos músicos y que si los habían de volver u no se botó en voz y por haba y altramuz y en ambas veçes salió por mayor parte que los dichos músicos que fueron a la dicha fiesta y reçibieron los dichos doze ducados los vuelvan a las dichas relixiosas y se dé licencia para que el mayordomo por cuenta de los dichos músicos los pague o que los dé el que dellos los recibió". Según el cronista Diego de Espinosa el día 10 hubo primeras vísperas a canto de órgano, algo que parece se repitió los siguientes días".
No sabemos cuál fuera la participación real de Vivanco en esas fiestas de 1622 pues ya estaba enfermo y fallecería a los pocos días.
Es posible que Vivanco compusiera algo específico para estas ocasiones, pero todas sus obras publicadas son de fechas anteriores. Hay otra fuente musical que pone en relación a Vivanco con el culto a Santa Teresa, de una manera un poco indirecta. En el cantoral polifónico nº 3 del archivo de la catedral de Ávila aparece el himno (primera estrofa) Regis superni nuntia con la indicación "In festo Sanctae Teresiae" atribuido a Juan Navarro. Es evidente que Navarro, fallecido en 1580, no pudo escribir un himno expresamente a Santa Teresa, y se trataría en todo caso de un cambio de advocación. Pero esa misma música se repite en otros dos himnos del mismo cantoral, esta vez atribuidos a Sebastián Vivanco y Maestro Vivanco: Iesu, corona virginum, para el común de vírgenes, y Fortem, virili pectore, para el común de mujeres no vírgenes. De momento no es posible dirimir si la música de ese himno –basada en la melodía del himno Verbum Supernum del Intonarium toletanum de 1515– fue escrita por Navarro o por Vivanco, quizás discípulo suyo en Ávila. Además, este cantoral fue copiado "Ani Domini 1796" por "M.M. me fecit". Sin duda se trata del violón y contrabajo de la catedral abulense Manuel Marín Rodríguez, quien en 1794, siendo seise, exponía en un memorial cómo estaba de copista del maestro de capilla, y en 1801, poco antes de su fallecimiento, había cobrado por encuadernar varios libros de coro. Este cantoral ha sido considerado como fuente de la primera versión que hizo Juan Navarro de varios himnos de los que entregó un libro al cabildo en 1566. Estos himnos manuscritos presentan diferencias con relación a los que se editaron en Roma en 1590. Sin embargo, y a la vista de los evidentes cambios textuales y litúrgicos –como los himnos dedicados a Santa Teresa o a los ángeles custodios, festividades inexistentes hasta el siglo XVII– es de presumir que lejos de ser una versión primitiva, se trate más bien de una versión reelaborada en el siglo XVIII, como era habitual.